Exp experiencia en Vélez-Málaga, España

“Muy profesional el dependiente y te aconseja en cualquier duda y te atesora en cualquier producto”

“Te dan ganas de quedarte a vivir. Las habitaciones son preciosas, totalmente acondicionadas, decoradas con rusticismo y estilo mediterráneo. Limpias, baños completos bonitos y relucientes. Villas blancas de cal con varios protagonistas, un pequeño campanario, un jardín con piscina y cenador, y un salón común colmado de libros y detalles personales que hacen de la estancia un lugar en el que en pleno agosto te imaginas acurrucado en sus sofás, arropado con una manta, al calor del fuego y del embrujo de un buen libro. (Cómo será de encantador para que en pleno baño de fuego del terral te de por ensoñarte en fantasías invernales que incluyen mantas de lana...) Hasta el polvo denso que arropa algunos elementos del mobiliario se integra en el atrezzo del lugar bucólicamente, como el gato que se lame en el alféizar de su ventana en la quietud de la mañana, sólo acompasada por los cantos de las chicharras. Sublime. Los caseros... gente humilde y viajada, trabajadora, que te cuidan como si fueras invitado en su casa, porque de hecho, es lo que eres. Ella es cálida y amable, él simpático, agradecido. El desayuno, sencillo, cortés y completo. La ubicación, sin pérdida en Maps, y con accesos señalizados. Eso sí, no continúes avanzando por el carril creyendo que encontrarás el sitio en que dar la vuelta... Pedregoso y angosto, detente, insensato, en cuanto llegues a su puerta. Está en el campo, precisas coche para todo, eso sí. El precio, insuperable. Admiten mascotas. Quién da más? Lo mejor: que pienso volver cuando humee esa chimenea. Lo peor: Por más que lo pienso no encuentro pegas.”

“Los churros están buenísimos, buen ambiente, y camareras muy majas. Lo recomiendo”