Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz

"Es difícil evaluar un hospital, acudes cuando más lo necesitas, cuando te sientes mal, vulnerable, y afortunadamente hay personas que están allí para recibirte, atenderte y curarte. Nada es perfecto, sin embargo, siempre he recibido buena atención en este hospital. En mi última visita (urgencias) me tuvieron que hacer una analítica y me cogieron una vía para administrar medicación, la chica que me cogió la vía (claramente una principiante) me hizo polvo la mano, estuve con un morado casi 15 días. No le dije nada, no me quejé, se notaba que seguía su proceso de aprendizaje, en la vida real, ella misma le pidió ayuda a otra compañera (experimentada) y lo solucionó. La perfección no existe, todos somos humanos, nos equivocamos y también aprendemos y esa chica aprenderá, hasta ser una experimentada como su compañera. Gracias por estar allí, por ser humanos, con vuestras cosas buenas y mejorables, pero siempre allí!"

"Nadie coge el teléfono en citaciones. Más de 23 intentos en tres días. Si llamas al número de atención privada ahí si cogen pero te dicen que es solo para atención privada. Cuanto le cobran a sanidad por (no) dar estos servicios? Edito por la respuesta surrealista recibida. He expuesto ya el problema, debo además escribir un correo repitiendo los expuesto? Si no es algo muy conocido ya, es que no lo quieren ver. De quien se están burlando? Si de verdad quieren solucionar, solucionen. No pierdan más nuestro tiempo"

"Quiero dar las gracias a todo el equipo de la UCI quirúrgica. Primero por la atención tan profesional con los enfermos, pero también por el trato maravilloso q hemos recibido los familiares. Muchas gracias en mi nombre y en el de Juan José."

"No voy a comentar todo el caso aquí ya que lo haré con una reclamación formal y un cambio de médico y quizás de centro.Tal es el resultado del maltrato que he tenido que sufrir estos últimos meses. No obstante, si quiero dejar constancia que el servicio Urología y la médica que me ha estado atendiendo Carmen Gomis Goti ha sido una constante de problemas y confrontaciones. Añadiendo estrés a una situación de por si estresante. Los informes que ha escrito se reducen a meras informaciones generales y no informa de las mejoras del paciente. Mi mejoría ha sido sustancial (comprobada por medio de las analíticas) pero esta doctora con tal de mantenerse en el dichoso protocolo, y no tomarse la biología del paciente como una suma de su mejoría no quiere avanzar en las pruebas que se me deberían estar haciendo desde esta semana. La medicación que me dan la he reducido a la mitad y el resultado es excelente. Pero no, el inquisitorial protocolo al que esta doctora se debe, me perjudica a mí como paciente. Tampoco voy a comentar su sentencia ante mi diagnostico ya que todos conocemos que los médicos con ínfulas de Dios suelen ser arrogantes y conflictivos en el trato con los pacientes. Deberían dar clases de comunicación y empatía tanto en la universidad como en este hospital. Ya que esta doctora en vez de reconocer la mejoría constatable, siempre se ha dedicado a dar la parte más negativa del diagnostico añadiendo estrés a una situación de por si estresante. Menos mal que soy una persona que no se deprime ante la información alarmista dada por esta doctora, y he sabido percibirla como lo que es. Voy a solicitar que se me hagan las pruebas necesarias y que esta doctora me niega. Cambiar de centro o de médico lo haré en cuanto esta incidencia se solucione. Ha sido una vergüenza el trato que he recibido. No quiero finalizar este relato sin aconsejar y sugerir a los pacientes que ante cualquier patología o enfermedad intenten informarse en profundidad y buscando todo tipo de fuentes, otras opciones que colaboren en el restablecimiento de su salud. No siempre la información impartida por los médicos es acertada. Hoy en día existen medios para buscar y recurrir, sin dejar de seguir las instrucciones médicas, a otras alternativas que ayuden, no sólo a paliar los efectos adversos de las fuertes toxicidades de algunos medicamentos sino también a acortar los tiempos de su uso. Los médicos no velan por la biología individual de cada paciente sino que generalizan en protocolos con unas estadísticas donde no todos los pacientes están reflejados. Por lo tanto, curarse no sólo depende ni de la medicación, ni de los médicos si no a mi entender de una disciplina integral que conjunta tanto las instrucciones médicas, con otras que gestione el paciente. Por ejemplo la nutrición y/o la acupuntura enfocada a cada caso y a cada paciente. Por desgracia, hoy en día los hospitales siguen negando las evidencias de acompañar las instrucciones médicas con una buena nutrición u otras terapias. Así es que para terminar: el paciente es usted, en sus manos queda la búsqueda de recursos y el informarse sobre el proceso que ha iniciado, pero sobre todo el poder de decidir en cada momento el esfuerzo y la dedicación para sanar. Más allá de protocolos impuestos genéricamente y muchas veces que ocultan intereses económicos cruzados. Entre médicos y farmacéuticas o entre médicos y los presupuestos de la administración de turno o el conjunto de ambos. Infórmese, recabe información, profundice en todo lo que está y existe a su alcance, que por no estar en su antena, no significa que no vaya a descubrirlo. queda en sus manos, es su responsabilidad."

"Después de una gravísima caída sufrida por mi padre en unas escaleras mecánicas de la estación de Atocha-Cercanías, fue trasladado a las urgencias del hospital Fundación Jiménez Díaz en una ambulancia. Tenía múltiples heridas por todo el cuerpo, fractura de ambos húmeros y un derrame cerebral. En un principio, pensamos que lo tratarían bien. No obstante, jamás pudimos imaginar lo mal que le iban a atender y el terrible sufrimiento que le iban a causar. Allí fue humillado y maltratado durante las más de 90 horas que le hicieron permanecer en un box de urgencias, donde (entre otras cosas) no lo lavaron, no le cambiaron las sábanas y no le dieron medicación para los terribles delirios que padeció. Lo más grave fue que, al día siguiente de ingresar allí (a pesar del grave estado general en el que se encontraba y de que en el húmero izquierdo tenía una fractura con un desplazamiento de 2 centímetros), le querían dar el alta (sin darnos ninguna explicación de por qué no le operaban). No obstante, dado que mis padres vivían a unos 400 kilómetros de Madrid (en Sagunto concretamente), tuvimos que pedir un traslado en ambulancia que se retrasó varios días. Siendo operado en el hospital de Sagunto, finalmente. Además del pésimo trato que mi padre recibió en la Fundación Jiménez Díaz durante los días que estuvo allí, su Director Médico, en respuesta a una Hoja de Reclamaciones que puso mi madre, le envió una carta de respuesta que más que una disculpa hacia mis padres, nos pareció una auténtica tomadura de pelo donde se burlaban de ellos. Pues, en dicha carta, le comunicaba que varios Jefes de Servicio (entre ellos el Jefe de Traumatología) lamentaban que su «percepción» (la de mi madre) en relación a la información recibida por los diferentes facultativos que atendieron a mi padre, no hubiera sido todo lo satisfactoria que ellos (los médicos) hubiesen deseado. Dicha carta aumentó todavía más nuestra indignación y consternación, ya que, según se decía en ella, los médicos del Hospital FJD lamentaban la «percepción» de una información que no habían dado. Sobre ello, hay que tener en cuenta que durante todo el tiempo que mi padre estuvo en ese hospital, a pesar de que lo solicitamos verbalmente en repetidas ocasiones, nadie (ningún médico) nos dio ninguna información ni explicación sobre por qué habían decidido no operarle del húmero izquierdo. Si mi padre llega a residir en Madrid (en vez de en Sagunto), lo hubiesen llevado a casa en una ambulancia, tal y como nos propusieron, y no hubiera sido operado del húmero izquierdo. En consecuencia, según nos explicaron los traumatólogos del hospital de Sagunto, dado que tenía los huesos desplazados (sueltos) hubiera perdido un porcentaje de movilidad mucho mayor del que perdió. Por todo ello, mi familia y yo esperamos no tener que volver jamás al hospital Fundación Jiménez Díaz, donde mi padre padeció un verdadero infierno, sintiéndose cruelmente torturado."