Rumbo 144

"De lujo una discoteca que no se pasa de precio los camareros y camareras un 10 la seguridad un 10 y siempre que salgo voy a esa discoteca y los precios son baratos 12 con una copa 18 con. Dos copas y ya la vip está la de 120 que está bien la de 150 y 200 o"

"No te dejan pagar con efectivo, te obligan a sacar dinero del cajero para pagar la entranda. El cajero te cobra una comisión de 2.95e por 20 eu. Como puede ser que a día de hoy NO PUEDAS PAGAR UNA ENTRADA DE UNA DISCOTECA CON TARJETA. El trato de la camarera morena de la barra de la derecha no tiene la profesionalidad para trabajar cara al público y te achucha al seguridad sin poder ni explicarte y amenazandote. ES UN LOCAL QUE HAY MAL ROLLO en el ambiente. Es una pena."

"El peor lugar de la historia que he salido en mi vida. El trato es HORRENDO, desde la gente que te cobra la entrada hasta los de la barra, seguridad y camareras. El de seguridad me zamarreó e insultó por JUNTAR DOS VASOS DEL PISO, su frase celebre “si quieres ir a hacer caridad anda a la cruz roja” (el más suave) hasta me empujó, le pedí que no me empujara y me respondió “no me vas a decir que no te empuje, hago lo que se me sale de los cojones” tratos completamente inaceptables. La verdad que todo muy lamentable, unx sale a divertirse y recibe maltratos semejantes. (Ni hablar de los precios)"

"NO RECOMENDABLE EN ABSOLUTO. La verdad que un asco. Los precios no se ajustan a la ciudad y por si fuera poco te cobran por salir si quieres volver a entrar. El ambiente dentro no merece la pena, la música no tienen ningún sentido. Un dj que simplemente da play a una lista de Spotify con un batifurrillo de hace 5 años (ni siquiera música antigua que guste en general). Las camareras antipáticas. De vez en cuando algún Erasmus que saber bailar y entretiene al resto de la sala. En fin, sitio para guiris. Si eres de aquí (y también de fuera) NO TE DEJES TIMAR."

"Fuimos a ver un concierto de música indie. El grupo no lo hacía mal, pero la acústica era horrible. Solo se escuchaba la batería y las guitarras casi ni se oían, al igual que las voces. Nos fuimos a los 10 minutos, era insostenible. Además, una de las camareras fué super déspota y antipática. Estaba el local vacío y le pedí que me buscara una cerveza de las del final de la cámara para que estuviera más fría y me contestó que no iba a hacerlo, así de simple. Una rancia de mucho cuidado. Una pena la verdad porque este tipo de locales viven del público y deberían cuidar más s sus clientes."