Hotel con encanto Masia La Mota

"Muy buen hotel, el mejor hotel que hemos visitado,muy buen paisaje,la gente super amable y la piscina muy bien cuidada.Nuestra experiencia a sido súper en total 5 estrellas ⭐⭐⭐⭐⭐"

"Un lugar espectacular ,encantador , donde relajarse, desconectar, disfrutar de la naturaleza,el personal es amabilisimo ,a tu disposicion siempre. Los propietarios muy cercanos i familiares ,el hotel inmejorable unas vacaciones de 10."

"Es un lugar maravilloso para desconectar, transmite tranquilidad en cada rincón de la masía. Tanto la masía, los jardines como las vistas son preciosas. Cuenta con un camino de montaña que conecta con la vía verde, por lo que se pueden hacer rutas sin necesidad de desplazarse con el coche. El personal es atento y muy agradable, sin duda un lugar que recomiendo y al que volveré."

"Estuvimos con ocasión de un evento de jazz al aire libre que se realizaba en los jardines. La cita era a las 20:30h. Menú cerrado de 40€, bebida aparte. A priori el precio era acorde a lo que se esperaba, una velada de jazz mientras cenas. Hubiera estado muy bien poder cenar y escuchar jazz a la vez pero no fue así. Empezamos a cenar cuando finalizó el jazz, sobre las 22:30h, mientras pedimos 2 tercios de Turia cada uno y le dijimos que si podía sacar algo de picar mientras. Nos sacaron un ridículo cuenco de cacahuetes para una mesa de 7 comensales. Acabó el jazz y empezó el desastre de cena. El menú era de 4 entrantes, montaditos y postre. El 1er entrante individual, un "ceviche de langostino, mango y palomitas". Le faltaba el característico sabor a lima. La camarera nos lo presentó como ensalada de langostino, empezábamos bien. Lo de las palomitas era de chiste, 2 cuencos con palomitas de maíz saladas y frías. No sabíamos si teníamos que tirar las palomitas dentro del ceviche o qué teníamos que hacer... 2⁰ entrante, para compartir, "ensaladilla de pollo, guacamole, lima y cebolla crujiente". Al ser 7 nos sacan dos cuencos, uno para 3 personas y el otro para 4. La ración era de risa, le dijimos al camarero que no nos parecía acorde el tamaño. Le dijimos que el cuenco que nos había sacado para 3 personas era el mismo que tenían las mesas de 2 comensales, en fin... El pollo estaba desmigado pero muy seco, tenías que mezclarlo muy bien con el guacamole para hidratarlo un poco. 3er entrante, individual, "coqueta fregida con escalivada, anchoa del Cantábrico y aceite de pericana". La escalivada y la anchoa estaban muy buenas, el fallo fue la coqueta que estaba súper aceitosa, supongo que por el aceite de pericana, pero la verdad que el sabor a pericana no lo encontramos en ningún momento. 4⁰ y último entrante, "brocheta de mozzarella, cherry y pesto". 2 mini brochetas para cada comensal compuesta por: 1 tomate cherry de mercadona (no eran ni los de rama, eran los que vienen en el pack de plástico grande), 1 bolita de mozzarella, también de Mercadona, del tamaño de una moneda de 20 céntimos y otro tomate cherry. Eso era la brocheta. Daba pena ver los productos utilizados y que te quisieran vender la obra de arte como si fuera algo extraordinario. Y un pegote de pesto, también de Mercadona, para poder dar algo de sabor. Finalmente llegaron los "montaditos gourmet" y esto ya fue para alucinar. 2 montaditos por comensal, 1 de ellos de jamón, queso y atención: pesto!! Sólo sabía a pesto el bocadillo. Y el otro montadito era de una especie de ensalada de bocas de mar. Del pan mejor ni hablamos, correoso y duro a la vez depende de donde mordieras. Al resto de mesas también les sobraron montaditos porque veíamos como los camareros los recogían al final. Por fin el postre, lo mejor. Tarta de queso en formato "vasito mousse" que estaba bastante buena, nada que objetar. Lo increíble de la historia es que estábamos celebrando un cumpleaños y llamamos por teléfono por si podíamos subir nosotros mismos 1 tarta para que la sirvieran al final del todo. Nos dijeron que sin problema, pero que tenía un coste extra de 10€ por comensal. Si queríamos subir tarta teníamos que pagar 70€. Supongo que te regalaría la vajilla al comerte la tarta, digo yo... La bebida se pagaba aparte, pedimos vino, y solo tienen 1 tinto y 2 blancos. Sólo trabajan con Yllera tinto, Yllera blanco y otro blanco pero no supieron decirnos el nombre. Pedimos 1 Yllera tinto. Las copas de vino tampoco eran las adecuadas. En definitiva, se podría definir este lugar como "un quiero y no puedo". No lo recomiendo por la bajísima calidad y elaboración de lo que ofrece. Estuvimos también hace unos 3 años viendo un atardecer y luego cenamos a la carta en el interior. Recuerdo que salimos con la misma sensación, un quiero y no puedo. Dijimos de no volver pero le hemos dado una 2ª oportunidad y sinceramente no entiendo cómo este lugar no ha cerrado. Supongo que subsisten por el hotel, porque la verdad es que no pienso volver a comer, 2 intentos y los 2 un desastre total."

"Un lugar que enamora por su entorno, tranquilidad y trato de los dueños. Una atención de diez, las habitaciones y zonas comunes están decoradas con mucho gusto. Nos ha encantado la experiencia, perfecto para relajarse entre montañas y practicar senderismo porque la Via Verde de Alcoy está a tiro de piedra. Volveremos!!"