Restaurante Chino País Divino Calle de las Peñuelas, 59, Arganzuela, 28005 Madrid

"La calidad entre un pedido y otro difiere mucho. Algunos platos ha sido recalentados, e incluso productos como las gambas saben pasadas, a punto de ponerse malas. Casi lo mejor es la rapidez en traer el pedido y lo amable de los motoristas."

"Llevo 5 o 6 pedidos sin problemas y ayer hago un pedido y sin ponerse en contacto conmigo me envían un sms que para colmo no me avisó como ocurre a menudo y cuando sospecho que tardan demasiado descubro lo siguiente: #100807728 Lo sentimos, País Divino no pudo aceptar tu pedido y ha sido cancelado.Tu pago ha sido reembolsado. Me encantan los negocios a los que les sobran los clientes."

"El local vacío y aún así ha tocado esperar a que me atendieran, no he podido quitarme el abrigo en ningún momento del frío que hacía. Han tardado mucho en traerme 3 platos horriblemente preparados, ya fuera por pasado de frito, crudo o empapado de grasa hasta arriba. De postre, un increíble helado a 2 días de caducar porque no había nada más en la carta. Creo que sobra más qué decir."

"En general nos encanta pero los dos ultimos pedidos, pinchamos con la salsa del pato pekines. En uno no venía y no quisieron traérnosla y en el de hoy nos hemos encontrado que venia 1/4 de la capacidad del minirecipiente"

"En nuestra búsqueda por la zona de algún restaurante Chino (luego de haber probado el del vecino llamado Buen Gusto) nos hemos encontrado con este restaurante, cuyos anfitriones nos reciben en medio casi de penumbras (a la calle no le llega el sol). Para ir a prisa, un Rollito de Primavera con un tamaño bien aceptable y su sabor en toda regla.. seguido de una sopa de Wonton, que estaba bien preparada y con abundantes piezas, su toque de ajinomoto y su aceite de sésamo correcto para darnos una buena impresión de entrada a la cocina de este restaurante de poca iluminación. El plato principal: un arroz mil delicias abundante y bien salpimentado. Lo único a resaltar ha sido el encontrarnos en nuestro paladar trozos de pollo mal cortados, con cartílagos. Esto es imperdonable. Ahorrar aprovechando lo más posible el producto adquirido, y echarlo a la receta para cobrarlo sin importar lo que el cliente se vaya a encontrar dentro de su boca, no es buena estrategia. La degustación de la receta no se aprovecha, porque perdemos el objetivo de su disfrute para centrar nuestra atención en la labor de búsqueda, hurgar y apartar para librarnos de trozos incomestibles. Esto es una tarea muy diferente de lo que llamamos COMER, pero corrigiendo esta 'pecata minuta' los platos se pueden disfrutar perfectamente."