Hotel Restaurante Asador De Roxos Casa Albardonedo Rúa de Muros, 112, 15896 Roxos, A Coruña

"La comida es buena pero me esperaba bastante más por el precio que pagamos. Comimos zamburiñas, croquetas y pulpo con setas de primero; lo mejor el pulpo. Y de segundo huevos rotos con paleta ibérica (un poco pasados de más los huevos) y chuletón de ternera (muy bueno el punto). Super recomendable el coulant de chocolate recién hecho, espectacular."

"Teníamos un menú cerrado y de todos los platos lo único que podía estar medianamente bueno era la empanada. Pedimos lubina en salsa verde y parecía que el pescado no era fresco y que estaba todo machacado con muchísima salsa que aún encima no tenía buen sabor. Los postres estaban muy secos e insípidos. En cuanto al personal que nos atendió, tampoco fue salientable, puesto que se limitaban a servir platos, retirar cubiertos y con mala pocas palabras, sin preocuparse ni porque nadie comía( porque no estaba bueno el producto). Ojalá esto sólo fuera una mala experiencia."

"Sobre el restaurante, la cocina es muy buena, en relación calidad precio. Carmen la cocinera le pone mucho cariño y con un buen género y gran conocimiento y experiencia en la cocina hace que disfrutes de grandes platos ; entrantes, pescados y delicioso flan de castañas. El servicio a mejorar, pero esa no es su culpa, hoy en día me estoy dando cuenta que hay pocos profesionales camareros/ as."

"El hotel está situado en una calle, por lo que hubo mucho ruido toda la noche. Y con la ventana cerrada hace mucho calor sin oxigeno. Debajo del techo hacía mucho calor durante el día y luego frío por la noche. No había aire acondicionado ni ventilador. Me golpeé la cabeza muchas veces cerca de la cama y en el baño (techo muy bajo en pendiente). Pero el edificio es hermoso y las habitaciones están limpias."

"La comida aceptable, pero el servicio deja mucho que desear. Aún no habíamos acabado de comer los entrantes y ya nos los estaban retirando. Lo mismo ocurrió con los postres y durante el café empezaron a recoger toda la mesa, con intención de que nos levantásemos. Faltó sacar el mantel. Salimos al jardín a despedirnos y al momento apagaron todas las luces sin dar tiempo ni a meterse en el coche. Fue una cena apurada y llegó a resultar desagradable."