Santuario de Bellmunt

"Es un lugar mágico. Mi pareja había estado dos veces y me lo recomendó mucho y la verdad es que superó las expectativas. Ubicación única, vistas espectaculares y un trato por parte de la familia que lo gestiona super amable y cuidado. Hacen unas cocas saladas que merecen un 10 y toda la comida estaba muy sabrosa. El desayuno completísimo. Vaya, que lo recomendaría sin dudarlo. Después de una buena caminata el Santuari de Bellmunt es la mejor recompensa."

"Es un sitio maravilloso con unas vistas de 360° sobre Torello ,Sta María de Bessora y Vidra. El chico del restaurante es muy amable y tiene mucha información valiosa sobre la valle. Otra vez gracias!!! Una experiencia muy bonita."

"Rústico, acogedor, vistas preciosas, muy amables, aire fresco. Lo recomiendo sin duda. Las habitaciones tienen vistas preciosas Se puede subir el coche al pie del hospedaje para facilitar la subida de maletas y similares. Luego hay que dejar el coche en el parking que está a 5min en una subida a pie. El acceso al hospedaje tiene escaleras."

"Vaya por delante que la crítica pretende ser constructiva ante todo, puesto que a priori a pesar de no tener la más mínima intención de volver a corto plazo sí me gustaría que fuera un sitio al que volver con ganas. Dos estrellas sin embargo: una por la ubicación del restaurante (sobra decir que es una maravilla y que las vistas son espectaculares) y la otra por la calidad de la tabla de quesos y embutidos. Cenamos anoche 5 personas, con reserva a las 20:15, en una mesa en la que no pudimos sentarnos hasta las 20:39. Si bien es cierto que prisa no teníamos, hay que añadir que pasaron otros largos 10/15 minutos hasta que nos trajeron las cartas y nos tomaron nota. Eran BIEN pasadas las 9 cuando una servidora, y después de recordárselo a dos camareras, muy descoordinadas entre sí, nos traían el vino para hacer un poco más amena la espera. Elegimos la cena intentando dar en el clavo en una carta que al menos para cenar, curiosamente coincidimos todos en el adjetivo "extraña" (o entiéndase básica, o a elegir por descarte más que por indecisión al querer demasiadas cosas). Compartimos la tabla de quesos y embutidos, de presentación perfecta para un post de influencer y con producto de MUY buena calidad, no tanto la cantidad (nótese que por 42€ las expectativas suben). Pedir pan con tomate para cinco y que nos den dos rebanadas es cuanto menos ajustar ya a mínimos en algo tan básico como el pan. La historia se complica con los segundos que fueron los siguientes: dos entrecots al punto y uno hecho (a precio sorpresa según el kilo, en nuestro caso a razón de entre 39 y 41€ la pieza, contando que uno llegó a mesa un tanto carbonizado. No nos lo cobraron, cierto, todo un acierto puesto que lo contrario hubiera rozado el mal gusto), un churrasco sin nada realmente destacable a su favor y una coca de tomates cherry con queso que era sí, correcta, para tratarse de una mini pizza de bordes sorprendentemente gruesos (que no estaba mala, pero tampoco tenía nada especial). Los tiempos de espera, esa segunda botella de vino que cuando llega ya estás acabando el segundo y al final desperdicias; negativa colectiva a "no nos arriesgamos con el postre", pido este chupito pero llega otro... Esto acaba generando una sensación de insatisfacción en el comensal que por buena que sea la compañía y maravilloso el atardecer no compensa cuando salimos (tras esperar la cuenta por otros 10/15 minutos) a razón de 39€ por persona (habiéndonos descontado un entrecot entero) y no precisamente con la barriga tirando cohetes de saciedad. La sensación de profunda descoordinación durante el servicio es un área de mejora; la gerencia ha puesto seguramente ilusión en el proyecto, ha invertido en lámparas FatBoy y ha cuidado los detalles estéticos, pero nosotros "sólo subíamos, a cenar bien"."