San Nicolas el Real

"La auténtica y verdadera experiencia de alojarte en un convento en el Camino de Santiago. Todo es tan viejo como el propio edificio, incluida la instalación eléctrica de las habitaciones (no funciona casi ningún enchufe). Eso sí, dormí como un bendito. Si vas a quedarte en Villafranca, no te lo puedes perder."

"Edificio emblemático en el que alojarse. Convento rehabilitado en parte y se agradece, ya que puedes imaginar cómo era en origen. Está reconstruido en hospedería y albergue. Las habitaciones son austeras pero limpias y cómodas. Si puedes evitar alojarte mientras sea época de caminantes De Santiago, mejor. Evitarás ruidos molestos y tempraneros. Hago llamamiento al respeto hacia los demás huéspedes. Debemos aprender a hablar bajito y hacer menos ruido. Aún así, merece la pena pasar la noche en un convento del S.XVII."

"El Hotel está alojado en una zona óptima para visitar el pueblo. Desde fuera tiene pinta de un parador con buenas vistas. Por dentro es aún mejor. Tiene una construcción de piedra con cuadros antiguos muy bonitos y muy llamativo el patio interior donde puedes desayunar tranquilamente sin ruidos. Aparte de todo esto admiten mascotas. En cuanto a las habitaciones, la verdad es que dejan un poco que desear, ya que después de ver el edificio te esperas algo distinto, las camas suenan, el baño está un poco descuidado, pero por el precio que tiene diría que merece la pena."

"Este alojamiento está en el edificio del Convento de Los Padres Paúles, de estilo barroco, construido en el siglo XVII. En el claustro, hay dos filas de arcos de medio punto con pilastras (cerrados con ventanas y óculos ovales) y una galería de arcos dobles encima de una de las alas. Este claustro se usa como terraza del bar del alojamiento así que puedes acceder sin mucho problema. Otra cosa será el acceso a la iglesia barroca de una sola nave que tiene una linterna en la bóveda del crucero. Destacaría su retablo en madera, pero no se si se puede visitar."

"Un lugar especial para alojarse, en un antiguo convento que conserva su esencia. Es muy bonito, agradable y acogedor. Tiene un patio con mesas y es una gozada pasar un rato ahí. Las habitaciones son espaciosas, con muebles suficientes y muy limpias, tienen vistas al pueblo o a la montaña. En la parte de atrás tiene un aparcamiento. Bien situado y cerca de la playa fluvial. Tiene un pequeño bar dentro. Estaría bien que ofreciesen desayunos o pusieran un microondas al menos en un lugar común. Volvería a alojarme sin duda. Buena atención general."