La Font del Gall

"Llegamos al restaurante un dia de paseo por pollença, un lugar con encanto en una calle del pueblo muy bonita, la comida bastante bien, un ceviche espectacular y los platos principales bien. El servicio tiene para un capitulo aparte, nos atendio un señor bastante por decirlo de alguna manera "graciosillo", comentarios bastante fuera de lugar y el amor por el trabajo brilla por su ausencia, lo peor pero lo pudimos ver cuando vino una pareja del pueblo para preguntsr para reservar y les dijeron que no escusandose que estaba lleno. Aceptable hasta que se fueron y comentaron que no les querian reservar mesa porque sino se les llenaria el restaurante de pollensins, la verdad mucho que desear. Como consejo espero que siempre os acompañen los estranjeros. Porque tratando a la gente del pueblo de esta manera estais abocados al fracaso. Un sitio para no voler"

"Calidad/precio mejorable. Salmón marinado más seco que la mojama acompañado de naranja con un ligero picor y sabor a pasada. El precio de los vinos pasado de precio el más barato (blanco) 23€. La Coca mallorquina con el hojaldre crudo. Paella algo insípida y mejillones malos. No entendemos como puede tener tan buenas reseñas. Quizás los guiris que nunca probaron una paella rica. Suerte de un camarero moreno muy agradable, que nos supo mal hasta quejarnos, el otro camarero tenía un humor especial al límite de la impertinencia, no especialmente con nuestra mesa pero con la de al lado si. Lastima, ya que el local y la terraza muy bien."

"La mejor paella que comimos hasta ahora luego de venir recorriendo varias ciudades de España. Los platos muy sabrosos y la atención muy buena onda!"

"Buen producto y buen equipo humano. A destacar los mejillones picantones, y la lechona que se deshace en el paladar. Si como a mí te gusta la cocina de mercado sencilla pero de calidad, este es tu lugar."

"Si el servicio hubiera sido mínimamente agradable supongo que habrían aprobado. El camarero calvo fue despectivo desde el principio, como metiéndonos prisa para pedir de malas formas. Una vez que lo hicimos le solicité una coca cola y pareció molestarle que no lo hubiera hecho al principio, cuando se comandó el resto de las bebidas. Más tarde se llevó la ensalada que ni siquiera habíamos terminado de comer, pero lo hizo tan rápido que no nos dio tiempo ni a quejarnos. Indescriptible lo de este señor y esa forma de trabajar ( los otros dos camareros eran mucho más agradables pero por desgracia apenas tuvimos contacto con ellos). La comida no estaba mala, pero tampoco fue nada del otro mundo. La porsella algo seca; el pollo rico, pero echando de menos el supuesto sabor a limón; y lo mejor el canelon y el cordero deshuesado. Nos fuimos sin pedir postre porque no nos apetecía seguir aguantando a este señor malencarado que amarga la comida a cualquiera."