Hotel La Torre

"Nos hospedamos en el hotel la torre los que ellos describen en su web como la casa de aldea. La recepción desordenada y sucia. Entonces os podéis imaginar como estaba la habitación, con olor a humedad, no muy limpia, el baño tenía la tapa del inodoro rota y solo tenía toallas de ducha no tenía de lavabo. Las nuevas instalaciones como la calefacción y eléctricidad deja mucho que desear. Y no me gusta que tengas que ir por todo el jardín por el exterior a ir a desayunar a la otra casa que tienen tb para hospedarse."

"Fuimos a comer a casa poli, tuvimos que esperar y nos aconsejo ir a tomar algo a este sitio situado al lado. Despues de pedir consumicion, le pedimos amablemente si nos podian dejar el wifi del hotel, negandose, ya que es solo para clientes alojados. Al comentar la necesidad por lo que se lo pedimos ( no hay cobertura en su local) y teniendo que realizar una óperacion laboral, nos pregunto si ibamos a comer en casa poli. Teniendo en cuenta que fuimos a tomar algo alli recomendados por ellos.. gracias a poli, tuvieron ese ingreso. Poco agradecidos"

"Dar las gracias a Elena por su atención, trabajo, esfuerzo y dedicación ! No podía habernos atendido mejor, ella fue la culpable de tener un puente maravilloso! Repetiremos seguro porque viajar así y encontrarte en el camino con este tipo de personas es un verdadero placer! Gracias."

"Fui en Agosto 2020, con mi marido y mi hija de 7 años. Le pongo 2 estrellas porque tiene varios detalles a mejorar. Cabe decir que este verano he estado en 6 alojamientos diferentes (2 casas rurales, 1 apartamento en la playa y varios hoteles de más estrellas y de menos), así que he podido comparar la experiencia de este verano tan peculiar. De los 6 alojamientos, éste es en el que menos a gusto estuve, no está mal, pero.... Lo primero, me llevé gran decepción al ver qué casa nos asignaban, porque en la web parece que te vas a alojar en la impresionante casona de indianos, que es como en las fotos, de ensueño, rodeada con el maravilloso jardín y supongo que con habitaciones más grandes. Pero nos tocó en la casa de aldea, con vistas al jardín, eso sí, y también al parking y cafetería, era una habitación triple del 1º piso. La habitación no era muy grande, casi no había espacio para dejar las maletas y para pasar, en el armario había 3 perchas medio rotas y no teníamos forma de colgar la ropa. El baño sí que era grande, pero no hay secador, que es un detalle que no cuesta nada tenerlo y dada la humedad del ambiente de Asturias, es imprescindible. Si vienes de la playa tarde y te duchas, te tarda en secar el pelo. Oíamos el ruido de la recepción abajo, del parking y de la terraza del bar (que está bien, pero con los humos de los coches que te aparcan al lado, muy cerca). Todos esos ruidos, bueno, se pueden soportar más o menos, pero todas las noches tuvimos un vecino que roncaba tal cual oso asturiano, las paredes eran de papel y los suelos y techos, se oía a los de arriba y abajo, al hablar. También se oía un ruido insoportable para mi de las pisadas porque los suelos son de madera, como las casonas antiguas, pero esto no es agradable y me fue imposible dormir, así que no pegué ojo 4 noches seguidas. Además hay otro ruido importante del aparato de aire acondicionado del restaurante Casa Poli, que estaba enfrente y está encendido toda la noche. Esto no es culpa de La Torre, pero me molestó muchísimo. La cama de matrimonio era muy grande y cómoda (buena sorpresa). La cama supletoria era antigua, antigua, también nos pasó en otros hoteles y casas, es un detalle a tener en cuenta, pues los niños tienen derecho a dormir en un colchón y somier decentes. La limpieza diaria fue muy buena, pero la de cambio de cliente cuando entramos no me pareció como para decir que estaba desinfectada según las medidas COVID (me pasó en casi todos los otros alojamientos), me llevé trapo y Sanytol para limpiar y salía sucio, sobre todo el armario y cajones donde tenía que poner la ropa. El desayuno era normal y repetitivo si vas varias noches, eché de menos un poco del famoso queso de Vidiago, aunque sea algún día. La bollería, galletas y zumo, eran industriales. Sí que fue muy bueno el trato de la camarera del desayuno, como vio que me gustaban las tostadas con aceite, me ofreció todos los días tomate rallado. Nos atendió muy bien y estaba todo muy cuidado y puedes sacar el desayuno al jardín, con unas vistas espectaculares. En cuanto a medidas Covid en el desayuno, no me pareció correcto porque varias personas tenían que meter las manos para hacerse tostadas, coger fiambre, y deambular para coger más, porque era un pequeño bufett. En resumen, en cuanto al hotel, es precioso, un lugar que invita a soñar y al descanso, pero yo no pude por el ruido. En cuanto al pueblo y la situación, para ir a todos los sitios, sea playa, monte, otros pueblos, centro de Llanes... todo es en coche, excepto los senderos de la costa, que hicimos andando el de los bufones de arenillas y merece la pena y además con niños lo pueden hacer, no es largo. A mi me gusta más un hotel para ir a la playa andando. Además entrar al pueblo y salir era toda una aventura, eran calles muy estrechas y si te venía otro coche de frente, no caben. El pueblo estaba repleto de coches para comer/cenar en casa Poli, que es excepcional. El pueblo tiene casonas de ensueño. Lástima la masificación."

"Establecimiento muy acogedor magníficamente regentado por su propietaria Elena. Muy buena relación calidad precio. Habitaciones cómodas y de tamaño razonable. Desayuno incluido en la habitación variado. Dispone de un bar con terraza muy agradable para pasar un rato de tertulia o lectura. El único “pero” la accesibilidad a las habitaciones para personas mayores o con movilidad reducida, es prácticamente nula...una lástima porque es un sitio estupendo para disfrutar de unos días de descanso."